El proceso oncológico de Lola Morales

Pelucas naturales cáncer

A menudo las personas que sufren de cáncer desean que las consecuencias de la enfermedad en su imagen sean imperceptibles. La estética lo hace posible

“Yo he salido todos los días a caminar, como me indicó mi oncóloga, pero no lo hubiera hecho si no me sintiera segura físicamente. Y eso se lo debo a Ángela Navarro”.

Resulta habitual que las personas con cáncer quieran que los efectos secundarios a nivel estético (pérdida de cabello, cejas, pestañas…) pasen lo más desapercibidos posibles. Uno de los motivos principales es que no desean dejar constancia de su enfermedad en el entorno familiar, en el trabajo ni, en especial, en los niños. En definitiva, les resulta fundamental que su imagen no sea el factor que les impida vivir su vida de la forma más normal posible.

Así nos lo ha contado Lola Morales, a quien hace siete meses le diagnosticaron un tumor maligno en una revisión anual de mama. Su primer pensamiento fue la necesidad de despertar de aquél mal sueño; sin embargo, tardó poco tiempo en asumir que una nueva realidad iba a acompañarla en un duro proceso, en el que su autoestima iba a ser su principal ángel de la guarda. Su segunda reflexión: “¿Y ahora, ¿qué?” Este es su testimonio:

Primeras reacciones a la enfermedad

“Estás perdida y sin saber qué hacer. Al principio, como desconoces la enfermedad, piensas que quizá tiene fácil solución y que no va a ser tan malo, quizá simplemente con operación se soluciona y no tienes que pasar por la temida quimioterapia. Cuando vas a la oncóloga, en mi caso, y te comunica la peor de las noticias (quimioterapia inmediata) y que se te va a caer el pelo, entras en estado de shock”.

Parece mentira, pero en ese momento te dicen “no te preocupes porque tu tumor tiene cura, tenemos la medicina que lo hará; está en estadio uno”      . Paradójicamente, con lo que yo me quedé es que se me iba a caer el pelo, esa fue mi máxima preocupación. Pero después de meses de tratamiento y de conocer la dureza de esta enfermedad, ahora me doy cuenta de que eso es lo menos importante. O quizá no, porque en mi caso, lo que me ha ayudado a llevar bien la quimioterapia y estar fuerte ha sido el verme segura para salir a la calle, el verme bien físicamente, y eso se lo debo a Ángela Navarro”.

La pérdida de pelo, un primer temor para las personas con cáncer:

“Una vez me dijeron que iba a perder el pelo, se me vino el mundo encima, pues, aparte de la enfermedad, los signos externos son demoledores. A través de una amiga que había pasado por la misma situación, me comentó que había acudido a Ángela Navarro y que le había ayudado muchísimo. Así que le hice caso y fui a su salón en Madrid.

Al entrar ya me recibieron con una sonrisa, cosa que agradeces enormemente cuando llevas unos días en estado de shock. Comenté mi caso y, de manera inmediata, me llevaron a una zona en la que la privacidad es absoluta. Te sientes protegida y segura, no hay miradas de nadie y estás en una cabina a solas con la persona que te asignan para orientarte. En mi caso fueron dos profesionales del salón: Naomi, mi ángel, la persona que me ha dado soluciones a todos los problemas que planteaba, la persona que me trataba con una comprensión y un cariño que para mí era fundamental en esos momentos tan duros. Y Patricia, una persona fundamental porque me indicó todos los productos que debía ponerme, para que la uñas no se me cayeran y para tener una piel estupenda”.

Ángela Navarro: un antes y después para mujeres con cáncer que buscan soluciones estéticas durante el tratamiento.

“Yo entré a Angela Navarro angustiada, desesperada, y salí con confianza y esperanzada de que el proceso de quimioterapia no iba a ser tan malo. Tienen un conocimiento increíble de lo que es esta enfermedad: te asesoran, te ayudan, te animan. Yo estaré eternamente agradecida al equipo de Ángela Navarro, y en especial a estas dos personas, Naomi y Patricia, porque son las que me han tratado.

Así, en el caso de la pérdida de mi pelo,  han conseguido hacerme una peluca exacta a él. De hecho, hay muchas personas a las que he decidido no contarles mi enfermedad, y en  ningún momento se han dado cuenta de que la tenía. Las personas que sí la conocen, me han dado la enhorabuena porque siempre me han dicho: “Eres tú, estás guapísima y es tu pelo”. Esto me ha supuesto salir a la calle con plena confianza y no quedarme en casa. Mi oncóloga, desde el minuto uno, me dijo que los síntomas de la quimioterapia se contrarrestan haciendo ejercicio y saliendo a la calle. Y yo esto no lo hubiese logrado si no hubiese sido capaz de verme segura.

Además, los cuidados de la piel que me recomendaron en Ángela Navarro han sido fundamentales. Tanto es así que, todas las personas que me conocen, me han dicho que tengo la piel mejor que nunca. La quimioterapia hace que las uñas se debiliten y muchas veces se pierdan. En mi caso, desde el primer momento que me di el producto que me recomendaron, tengo las uñas mejor que nunca”.

Cuando nos vemos bien, nos sentimos mejor.

“A mí me han dado soluciones a  los inconvenientes que esta enfermedad plantea, siempre con una sonrisa. En este periodo duro y largo de enfermedad, siempre digo que hay dos apartados: el médico y el estético. Están muy relacionados. En mi caso,  en el médico estoy en las mejores manos, y en el estético  sé que también.

Si no hubiera estado segura con mi aspecto físico, no hubiera podido llevar tan bien las indicaciones médicas. He salido todos los días a caminar, como me indicó mi oncóloga, pero no lo hubiera hecho si no me sintiera segura físicamente. Hay personas muy queridas por mí y muy cercanas a las que les he ocultado mi enfermedad, y puedo presumir de que no se han dado cuenta de ella. Ahora que ya he pasado lo peor, la quimioterapia, estoy a la espera de la operación que, gracias a Dios, se va a producir en las mejores condiciones.

Por tanto, una gran parte de mi actitud positiva ha sido el haberme visto y sentido yo misma. En definitiva, no verme enferma. Agradezco de corazón y profundamente a todas las personas que me han atendido en Ángela Navarro durante este periodo tan duro de mi vida. Gracias a ellas he podido superar la primera parte (quimioterapia) de esta grave enfermedad”.

Lola Morales Costales

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