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Ángela Navarro reflexiona sobre este peculiar año 2020.

Ángela Navarro

Así hemos abordado el equipo de Ángela Navarro este año extraño al que por fin despedimos. 

“Hoy más que nunca hay que poner en valor la artesanía de nuestro oficio y el saber hacer de los profesionales que trabajamos cada día en la que, para mí, es la profesión más bonita del mundo.”

¿Cómo estaba funcionando el 2020 hasta que llegó el confinamiento?

Lo cierto es que hasta marzo, esos primeros meses del año estaban siendo estupendos. Nuestro proyecto de estética aplicada a la salud estaba cada vez más asentado y estábamos con reuniones con diferentes organizaciones y empresas para poner en marcha convenios que nos hacían muchísima ilusión. Porque en el centro trabajamos con dermatología, alopecias y abordamos todo lo que tiene que ver con el deterioro físico que acarrea el cáncer y los tratamientos oncológicos; siempre me ha preocupado muchísimo hacer ninguna ampliación sin la formación del personal y los protocolos que seguimos desde hace años y que son, sin duda alguna, gran parte del secreto de la buena acogida que tiene nuestro trabajo. 

¿Cómo has vivido este año desde el punto de vista emocional?

Aún no soy capaz de explicarlo, no lo he entendido, he vivido muchos cambios en mi vida profesional. Fueron durísimos esos primeros días, la incertidumbre de una situación totalmente nueva, tener que cerrar y mandar al personal a sus casa,  pensar en los enfermos que tenía a medio tratar… viendo cada día los datos que todas conocemos de la situación que nos ha tocado… Pero lo mas bonito que vi llegó por parte de mis hijas, que empezaron con las videoconferencias. Se tiraban hablando con las pacientes hasta las 2 de la mañana para ayudarles a ponerse una peluca al otro lado de la cámara para que no estuvieran solas en estos momentos, las ayudaban a elegir las pelucas o a darles respuesta para la irritación de la piel. Además, el confinamiento coincidió con el lanzamiento de la nueva imagen de nuestra línea cosmética ADAPTA (el otro proyecto con el que llevo toda la vida y estoy super feliz) y todo el planteamiento de ampliación a nuestra tienda online.

Cada día lo tomaba de una manera, yo había pasado por muchas cosas, pero esta no la entendía. Una mañana me desperté y me puse a mirar nuevos locales para buscar nueva energía. Tengo 72 años, y muchas personas me preguntaban por qué no cerraba. Pero no me dio la gana.

Encontré este local de Padilla, 1, y volvió la ilusión de retomar la rutina de empezar una vez más… Otra vez más, la máquina se volvía a poner en marcha.

Había (y sigue habiendo) muchas ganas por mi parte y por la de todo el equipo (somos una gran familia que llevamos muchísimos años juntas) de retomar, muchas medidas de seguridad para poder continuar con nuestro trabajo para poder seguir ofreciendo el servicio que hemos dado en los últimos 20 años. Mi equipo son como mis hijos, de otro modo hubiera sido tirar por tierra todo este trabajo que hemos desarrollado durante tantos años y que creo firmemente que a la sociedad le hace falta.

Al final, echo la vista atrás a este año 2020 y no hemos parado. 

¿Qué ha sido lo mejor de esta situación?

Sin duda, ver entrar al primer cliente de esta nueva etapa y descubrir cómo le ayudamos con los medios que teníamos. No tengo palabras para darles las gracias a todos mis clientes, es lo que más me emociona. Y mi equipo, todo lo que ocurre aquí dentro.

Según íbamos comunicando que nos mudábamos, la sensación era como contárselo a amigos de toda la vida que iban a seguir con nosotros en esta nueva etapa. La cosmética y la nueva web han tenido una gran acogida y tenemos varias sorpresas para el comienzo de 2021. Es muy difícil explicar lo que estamos viviendo, aquí dentro todo es muy duro pero a la vez muy positivo. Ahora mismo nos toca seguir aprendiendo, nos enfrentamos a un futuro distinto para las peluquerías, y también para el cliente. Estoy muy cansada pero muy orgullosa.

¿Cómo se estimula a un equipo en una situación como esta?

Ellos salvan la situación, pero su realidad es que tienen que trabajar corriendo, y sobre todo los primeros días con miedo y adaptándonos a los nuevos protocolos y los nuevos tiempos, a la incertidumbre de cómo iban a volver los clientes… No podemos bajar la guardia.

¿Y cómo se fideliza a la clientela en un momento así?

Por la calidad profesional que se le ofrece, porque saben perfectamente con quién quieren tratarse. Por eso quiero dar las gracias a mi clientela fiel, cómo son de receptivas y pedirles disculpas porque ahora no tienen esos detalles especiales que siempre han encontrado en mi salón, esos cafés de mediodía, esos masajes de manos… ¡Pero ya volveremos, ya!

¿Cuál es, entonces, el futuro de las peluquerías?

Esa era mi máxima preocupación, pero ahora sé que todos tendremos que adaptarnos. Pensar en que la situación de febrero de 2020 va a volver es una expectativa bastante poco realista. Ahora hay que mirar para adelante y hacer lo que mejor sabemos hacer: cuidar la imagen, diagnosticar cosmética, ayudar a personas con alopecia adaptándonos a la nueva realidad y haciendo uso de las nuevas tecnologías. En el centro, ofrecer una mayor privacidad, crear espacios multidisciplinares y saber ver las necesidades de cada persona que venga a vernos.

Hoy más que nunca hay que poner en valor la artesanía de nuestro oficio y el saber hacer de los profesionales que trabajamos cada día en la que para mí es la profesión más bonita del mundo


Así que, a pesar de este durísimo año. De los cambios, la incertidumbre, del temor… Ángela Navarro solo tiene palabras de agradecimiento para ti, que sigues con nosotros desde hace tanto tiempo:

GRACIAS por seguir a nuestro lado.

Por dejar que te cuidemos.

GRACIAS por regalarnos tanto cariño.

El Equipo de Ángela Navarro te desea un 2021 lleno de alegrías.

Feliz año NUEVO.


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