La historia de Ángela Navarro es de película ¿Nos acompañas?

Angela Navarro

Detrás de Ángela Navarro hay seis salones de lo más variopintos, colaboraciones con Almodóvar, el reinado de la Pasarela Cibeles, y la clientela más cosmopolita con momentos que dan para un documental.

Seguro que no conoces la historia del alma de la casa, la propia Ángela Navarro y la marca que creó, porque se remonta a muchas décadas atrás, a momentos de la historia de nuestra ciudad a veces convulsos, otros más serenos, pero siempre, vibrantes, interesantes y divertidísimos.

La pequeña Ángela supo que quería ser peluquera desde niña, así que a sus catorce añitos decidió montar su primer salón, nunca mejor dicho, en el salón-comedor familiar, en la vallecana calle Monte Igueldo. Aquel fue el laboratorio de iniciación de Ángela Navarro, para el que compró firmando por primera vez en su vida unas letras su primera pica de lavacabezas y su primer secador de la mítica marca Henry Colomer.

De allí, se lanzó a la calle Minas. En el corazón de Malasaña, fue el primer salón con cabina de estética ¡y hasta máquina tragaperras! (como lo lees…). Hasta allí se desplazaban desde las señoras más arregladas del barrio de Salamanca hasta las trabajadoras de la calle de la Ballesta. Pero se les quedaba pequeño, y la calle Pozas, también en Malasaña, albergó desde entonces el trabajo de las cinco hermanas Navarro: Ángela, Isa, Pepa, Juli y Mari.

Fuencarral. Ángela Navarro siempre fue una visionaria con respecto a la selección de sus locales. Desde allí, en su número 4, ella y su equipo atendían a lo más florido de la ‘movida madrileña’ y colaboraban con los que fueron los grandes mentores de Ángela Navarro: el diseñador Manuel Piña y el fotógrafo de moda Javier Vallhonrat. Así empezó ella a participar en las producciones de moda, desde donde pasó a convertirse en la estilista oficial de la Pasarela Cibeles durante varios años.

El callejón de Jorge Juan. El salón más especial de todos, y donde se rodó una escena de la película ‘Kika’, de Pedro Almodovar, desde donde trabajaba mano a mano junto a la diseñadora Sybilla. Fueron unas caballerizas del Marqués de Cubas que se convirtó en salón de peluquería de vanguardia de la mano del estudio de arquitectura de José Luis Ramón-Solans y Pilar Briales.

La calle Ayala. En pleno barrio de Salamanca, fue el local más grande de la marca. Allí también condensaban todo su saber hacer, pero quizá le faltaba la dosis de calor con la que soñaba la peluquera…

Y, como ya es sabido, recientemente hemos decidido hacer un cambio más que supone otro paso adelante en la historia de los salones de Ángela Navarro, dejando atrás este último salón de la calle Ayala, para abrir las puertas a un nuevo concepto de salón, esta vez, en la calle Padilla, 1.

Muy pronto os podremos enseñar qué sorpresas esconde.

To be continued…

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