Si alguna vez te has preguntado, o has planteado a alguien, qué nos da más miedo, es muy probable que la respuesta tenga que ver con ver sufrir a nuestros seres queridos.
Pues bien. A veces, y por desgracia, ese miedo se puede hacer realidad. Ocurre cuando recibes esa noticia. Cuando alguien a quien quieres por encima de todo te cuenta ese ‘algo’ para lo que nadie estamos preparados.
Cáncer es esa palabra que, como siempre dice nuestra Ángela Navarro, fue tabú hasta hace muy pocos años (antes se hablaba de ‘esa temible o esa larga enfermedad‘).
Si te encuentras en esa situación, si alguien cercano ha recibido esa noticia, aquí van algunos consejos que extraemos y te brindamos con la experiencia que llevamos a nuestras espaldas, tanto desde nuestro propio salón como a través de las consultas en la web.
Escucha
Sin juzgar, con paciencia, y con los oídos bien abiertos. Tu familiar o amigo no siempre se va a sentir cómodo cuando te cuente que no siente su piel confortable, que le pica, que se siente cansado o que no le apetece hablar.
Piensa que, quizá, simplemente necesita que estés a su lado, aunque no habléis de nada en especial o tengáis un plan concreto.
Y es que lo único que necesita de ti es que estés con él de manera incondicional.
Infórmate
Muchas veces, el paciente no se siente ni con las ganas ni con el valor de ponerse a bucear por internet o llamar a los teléfonos necesarios para tener información sobre los efectos secundarios de la quimioterapia, por ejemplo.
Quizá no sabe qué rutinas diarias debe seguir con su piel o su cabello para seguir siendo él o ella frente al espejo.
Acompaña
Ponte a su disposición sin esperar a que te pida que le acompañes a cualquier lugar. Porque a lo mejor le da apuro resultar algo así como dependiente de ti. Cuanto más te ofrezcas, menos apuro sentirá al contar contigo.
Pon el foco en lo bueno
Sin resultar condescendiente, pero apoya siendo consciente de la fortaleza de esa persona, valorando el esfuerzo que está haciendo al intentar sentirse bien, aunque a veces le venza el desánimo.
Trata de no insistir
Muchas veces, los pacientes oncológicos no tienen ganas o el humor suficiente para desarrollar actividades que antes hacían de manera natural. Comprende y acompaña sin pedir ningún esfuerzo extra.
El cuerpo es muy sabio, y sabe lo que necesita. En un proceso oncológico, además, el organismo necesita gran parte de su energía para autocuidarse.
Evita decirle “anímate”
Animarse no siempre es cuestión de voluntad. Y lo último que se puede (y se debe) pedir a alguien que está pasando por ese proceso es la responsabilidad de parecer contento, activo o feliz.
Distrae
Se trata de empatizar y no desviar la atención cuando la persona en proceso oncológico quiera hablar de ello. Pero mientras tanto, la clave es normalizar y tratar de no centrarse exclusivamente en ello.
Recordar a tu ser querido las cosas con las que disfrutaba y cómo hay actividades que se pueden seguir disfrutando de otro modo es crucial para hacerle sentir bien.
Al final, igual que ocurre en otras áreas de la vida, la empatía y la práctica del amor hacia el otro no tiene mucho misterio: deja fluir tus sentimientos y ten presente cómo te gustaría que te acompañaran a ti.
Si quieres escuchar un episodio de nuestro pódcast relacionado con el acompañamiento a un paciente oncológico, te recomendamos este episodio: